El solo hecho de pensar que podemos escribir como hablamos en el campo de la literatura (y ni decir, en el científico), y que de esto resulte sin más una obra, es un auténtico prodigio que pocos alcanzan. En este sentido, hallamos autores a quienes se les han grabado y luego transcrito sus discursos, conferencias, clases y conversatorios y con asombro los editores y correctores de estilo no han hallado mayores detalles (tal vez: las pausas por la respiración traducidas en comas, o los silencios transformados en puntos seguidos y aparte, o punto y coma, que por cierto, tiende a desaparecer), y han sido plasmados en las páginas de los libros tal cual lo dijeron, ejemplos sobran, daré unos pocos entre los más relevantes: Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Augusto Monterroso, Ricardo Piglia, Mario Vargas Llosa, Umberto Eco, Octavio Paz, Antonio Tabucchi, José Saramago, Javier Marías, y un largo etcétera. Solo quien ha alcanzado la perfección en su lengua, puede trasvasar el uso “cotidian
Comentarios
Publicar un comentario